Tarde de domingo


Vero y Fede no podían creer lo que escuchaban. Me parece que por momentos pensaban que yo les tomaba el pelo… Pero creo que la finalidad era ésta: ¿pueden ciertas ideas (que no se escuchan cotidianamente) movilizar a alguien de manera que ése sea el primer momento de una búsqueda sincera? En mi caso particular, no recuerdo cuál fue el primero de esos momentos, pero estoy en medio de una búsqueda, y sólo les puedo decir qué es lo que comprendo hasta ahora. Nuestra charla giró en torno a la metafísica, la kábala, los estados múltiples del ser… ¿Tiene alguna finalidad todo esto? No lo sé. Lo único que sé es que no puedo enseñarle nada a nadie, y ayer me dí cuenta (gracias a Vero y Fede) de lo complejo que es el tema… sobre todo para explicarlo en una tarde de domingo.

Anoche no tuve un sueño.

Miro alrededor y percibo que: colectivos, subtes, coches, gente… todos corriendo, caminando, yendo… y me paro y me pregunto: ¿hacia dónde? Y me veo corriendo, caminando, yendo, persiguiendo sombras, imágenes difusas, fantasmas que creo percibir en el futuro. Pero no hay futuro, y con esto no intento ser ni soy pesimista, sino que verdaderamente no hay futuro «ahora» y es «ahora» cuando corro, camino, voy hacia ese ¿futuro?… Pero si no hay futuro, entonces… ¿hacia dónde corro, camino, voy? Y me pongo a pensar en cuando ya no esté más acá. ¿Qué queda, al final, de nosotros? ¿Qué va a quedar de mí? ¿Gente que me recuerde? Pero ¿qué recordará esa gente? Fragmentos, pedazos, momentos. Y cuando esa gente a su vez desaparezca ¿qué? Y veo la vida como una catarata circular, círculos a mi alrededor, y me veo como un juguete de la vida. No me molesta, al contrario. Al ver esto no siento dolor, ni pena. No creas que es torturante para mí. Al contrario, miro por encima de todo esto, de la catarata de personas, momentos, por encima de las cantidades incontables de cosas (¿te pusiste a pensar en la cantidad de «objetos» que existen en el mundo? ¿No te agobia concebir esa inabarcable cantidad?) Pero no miro hacia adelante. No miro hacia el futuro, ni hacia el pasado, sino que me expando y soy como un globo que empieza a inflarse y abarca dentro de sí, por decirlo así, todas las cosas, tanto las que están «atrás» o en pasado, y las que están «adelante» o en futuro (que no están). Y al final (pero no es final, porque ya no hay tiempo ni espacio) sólo hay una sola cosa, y que tampoco es cosa. Y ya no es necesario correr, caminar, ir a ningún lado, porque ya no hay lados, ya no has piernas, ya no hay cosas… Ni siquiera hay paz. Ya no «hay». Sólo queda

HAY UN MORIR


No me lleves a sombras de la muerte
Adonde se hará sombra mi vida,
Donde sólo se vive el haber sido.
No quiero el vivir del recuerdo.
Dame otros días como éstos de la vida.
Oh no tan pronto hagas
De mí un ausente
Y el ausente de mí.
¡Que no te lleves mi Hoy!
Quisiera estarme todavía en mí.
Hay un morir si de unos ojos
Se voltea la mirada de amor
Y queda sólo el mirar del vivir.
Es el mirar de sombras de la Muerte.
No es Muerte la libadora de mejillas,
Esto es Muerte. Olvido en ojos mirantes.
Macedonio Fernández